miércoles, 8 de agosto de 2007

Bonds y el café


Por fin. Una de las noticias deportivas que tendrán eco por muchos años hasta que se convierta en mito.

Barry Bonds rompió la marca de más jonrones impuesta por Henry “Hank” Aaron hace muchos, pero muchos lustros (1974).

La noticia de la hazaña abre los titulares de la mayoría de los noticieros a nivel internacional.

Tomó espresso doble y leo los titulares de diferentes medios electrónicos.

Recuerdo a Bonds en aquel tridente poderoso en los Piratas de Pittsburg en la década de los noventa, a lado de Andy Van Slyke y Bobby Bonilla. Vaya trío de toletes que cimbraron los estadios con sus tablazos de cuatro esquinas.

Ahora, Bonds es el nombre que se repite, es el hecho extraordinario de relevancia.

En los medios de comunicación se bromeó con la pregunta ¿qué harías si tú obtuvieras la pelota del jonrón 756.

Todos vacilaron en que mínimo pedirían cuatro millones de dólares por el pequeño esférico. Suma nada despreciable para un objeto que adquiere valor a través de la mitificación.

El café se está enfriando, me sirvo un poco más. Sigo pensando en Bonds y en la historia. La historia que a partir de hoy le irá dando la espalda. Por qué. Porque ya logró lo trazado a la vista del hombre. A nadie le importa el jonrón 757, ese ya no vale, más que para las estadísticas, para la numeralia.

Ya Bonds se ha perpetuado en la historia como el hombre que rompió el record de otro hombre, que a su vez rompió el record de otro hombre que a su vez…

Así es. A menos que Bonds se convierta en el hombre que más veces consecutivas se ponche o que nunca más le vuelva a pegar a la pelota, nadie moverá de su peldaño a Barry.

La historia tenía para él ese lugar y por desgracia en el buen sentido de la palabra, Bonds se ha marcado con el 756.

Digo que por desgracia, por que ahora Barry ha limitado sus áreas de oportunidad. De pronto las hazañas son lastres que se convierten en pesadillas para otros. Los medios de comunicación hoy tienen su gran nota, dejando en el tintero el signo de interrogación con respecto al consumo de asteroides del buen Barry. Total, en este mundo nadie está contento.

El café se volvió a enfriar.

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